Debo confesar que ahora es bastante difícil de explicar. Quisiera volver a ser el mismo de antes, pero no lo logro. La vida, tal como la conocía, se escapó de mis manos un día así, sin más. Siendo honesto, me ha costado recuperarla. Confieso que ahora soy solo un conjunto ilógico de contradicciones, desperdiciando el tiempo, juzgando cada paso sin saber hacia dónde ir.

Tener razón se ha convertido en una ilusión, dado que la verdad no existe; nada es correcto y nada es una conspiración. Solo nuestras ciegas cabezas son capaces de crear mentiras sobre nosotros mismos. Debo confesar también que he robado todo lo que fui, lo tomé de la basura de otros y ahora quiero devolverlo. Además, tengo miedo de perderme en el olvido. Aunque estoy rodeado de personas, me siento solo.

Lo siento, pero es bastante difícil de explicar. A veces creo que aún quedan cosas «buenas» en mí y me aferro a ellas durante semanas. Pero para serte honesto, cuando estoy aquí tirado, cuando he tenido suficiente de mi estupidez, me repudio y esa maldita luz se apaga, costándome cada vez más recordar si he hecho algo o no. No sé cómo llegué ni cómo voy, ni quién era, ni siquiera si soy.