Brindo con café por aquellas razones para perdurar, porque lo que fue siempre será, aunque sea para recordar; aunque sea para motivarnos a seguir adelante, así duela. El pasado siempre habrá razones para perdurar.
Brindo por todos los pasos que di para llegar aquí y por los que daré para llegar a donde quiero estar, porque no existe más tranquilidad que la que podemos darnos a nosotros mismos, tomando las riendas de nuestras vidas.
Brindo por los besos que hubo y los planes que nunca fueron, por el dolor que me causaron, por el dolor que causé; por el amor que ya nunca será, por lo mucho que intenté. Dios sabe cuánto lo intenté y también sabe que lo seguiré intentando.
Brindo por las veces que he errado y por las veces que intenté ser un mejor ser humano, por no querer arrepentirme, por seguir levantándome, por tener el ánimo de reírme de mí, por saber que aunque haya dolor, puedo entender que algún día se irá.
Brindo por el café y mis demás demonios que me reconfortan, por la oscuridad que ya no está, por la lluvia que me acompaña en los días más melancólicos y por las canciones tristes que alguien más hizo; por el perro amor y la ansiedad que me produjo. Porque a pesar de todo, fuimos y eso nunca se olvidará, pero tarde o temprano lo sanaremos. Tarde o temprano.
Y brindo alzando con orgullo mi mano, porque sé que sobreviviré, porque esto ya lo pasó y aquí sigo. Por seguir bailando solo y porque mientras tenga esperanza, sé que encontraré en mi camino razones para perdurar.